El aire entre nosotros
Ahora que una gran parte de la humanidad está practicando el distanciamiento social, podemos utilizar este tiempo para aprender algo útil. Como por ejemplo entender un poco mejor cuál es la situación y elaborar una hoja de ruta que nos saque de la enorme crisis provocada por este pequeño germen.
Lo primero que ha revelado este virus es que estamos muy interconectados y somos interdependientes. Y probablemente, hasta ahora, nuestras relaciones –entre personas, entre pueblos y naciones– no han sido las más óptimas. Sin embargo, este pequeño microorganismo está provocando titulares inéditos como que Europa envía material médico a Irán o que Rusia envía material médico a EE.UU. Las relaciones que antes eran puros intereses creados ahora se asemejan más a las de un buen vecindario que coopera y se proporcionan unos a otros los que necesitan.
Este virus ha logrado que se reduzca la polución en el medio ambiente ¿Conseguirá que se reduzcan también los niveles de polución entre personas?
De hecho, esas buenas relaciones, conexiones positivas de apoyo mutuo y responsabilidad hacia toda la sociedad, cuando se cultivan, pueden resultar la mejor protección contra cualquier enfermedad o amenaza. Este virus ha logrado que se reduzca la polución en el medio ambiente ¿Conseguirá que se reduzcan también los niveles de polución entre personas? Todo depende de cómo elijamos comportarnos como sociedad.
Ciertamente, ahora que se nos pide responsabilidad para evitar que suba el número de contagios. El virus es algo que impregna el aire entre nosotros. Pero ¿acaso nosotros no estamos contribuyendo también a que ese aire sea irrespirable? El virus no será derrotado si nos dividimos, si fomentamos la crispación y el enfrentamiento, si caemos en el “tú no llevas razón y yo sí”. Es probable que, efectivamente, una de las partes lleve más razón que la otra. Pero estamos viviendo una situación que requiere tener alta de miras y contestar esta pregunta: «¿Qué es preferible? ¿Llevar razón y hundirnos solos, o subir por encima de lo que nos divide y hacer reflotar nuestro barco juntos?».
Es probable que una de las partes lleve más razón que la otra. Pero estamos viviendo una situación que requiere tener alta de miras y contestar esta pregunta: «¿Qué es preferible? ¿Llevar razón y hundirnos solos, o subir por encima de lo que nos divide y hacer reflotar nuestro barco juntos?».
Aún tenemos tiempo de elaborar ese itinerario de navegación, una hoja de ruta que nos ponga a buen resguardo de esta crisis y sus consecuencias. Ojalá elijamos elaborarla todos juntos, sin dejar a nadie atrás. Solo al virus.
Elena Garcia
InCírculo
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